–¿Cómo reacciona cuando se le acerca algún admirador, fuera de un estudio de cine?
–No tengo ningún problema, pero es gracioso cuando la gente se me acerca a veces con ciertas frases de alguna película mía.
–¿Con tantas personas imitándolo con la frase de Taxi Driver «You talking to me?», suelen hacerlo también delante de usted?
–No es habitual, pero cuando pasa me sorprende porque no es
algo que espere de la gente. No me molesta. Por lo general, las
personas suelen ser muy respetuosas. A veces ni siquiera me reconocen,
porque no esperan verme fuera del cine.
«Cuando me dan un guión lo leo, si aprecio a esa persona»
–¿Hay quienes también tratan de pasarle guiones por debajo de la puerta?
–No, los guiones me llegan a través de mi representante. La
mayoría de las veces él los lee antes y en la oficina hay personas
especialmente contratadas para leerlos antes que yo, porque no tengo
tanto tiempo. Pero suele pasar que alguien que conozco me da un guión y
lo leo, si aprecio esa persona (ríe). Son los casos en que respeto el
gusto de esa persona. Nunca se sabe, porque un guión puede llegar a
tocarme en una forma que a lo mejor no esperaba.
–¿A qué se hubiera dedicado si no fuera actor?
–Yo siempre quise ser actor, desde que tenía diez años. Y a los dieciséis ya me lo tomé totalmente en serio.
–¿Cuál fue su primer papel?
–A los diez años hice del León Cobarde en «El Mago de Oz».
–¿Y lo hizo bien?
–Fue hace mucho tiempo, ni siquiera me acuerdo. Ni siquiera
hay alguna foto, ni nada parecido. Pero por cosas así, soy la persona
que soy hoy.
–¿No se anima a decir que de verdad usted fue el mejor?
–El Hombre de Lata era un poco flojo como actor (risas).
–¿A puerta cerrada es tan introvertido como se ve en las entrevistas?
–No sé, supongo que a veces puedo parecer un poco odioso (ríe).
«Supongo que a veces puedo parecer un poco odioso»
–¿Por
qué cree que tantos artistas son introvertidos o por qué los
introvertidos se inclinan muy a menudo hacia el mundo artístico?
–La gente trata de expresarse. Y cuando no podemos
expresarnos, nos podemos volver locos. Los actores, artistas y cineastas
pueden experimentar las vidas de otras personas, historias o
experiencias que uno no puede llegar a tener personalmente. Eso es lo
más divertido de mi trabajo.
–¿Podría haber sido, por ejemplo, pintor en lugar de cómico?
–Nunca me gustó pintar. Mi padre sí que lo hacía desde que tenía 5 años, pero yo no.
–¿Pensó en jubilarse?
–No sé, a veces lo pienso, pero no tengo una respuesta todavía.
–¿Pero piensa jubilarse algún día?
–Sí.
–¿Cuántas películas está estudiando como posibles trabajos ahora?
–Unas diez. Pero no todas se filmarán.